El 3 de mayo en muchas partes de nuestro país se celebra el Día de la Santa Cruz, celebración que se ha enraizado en las comunidades y que data de un tiempo muy antiguo.

Algunos las ponen como adornos en su casa, otros las portan con elegancia, pero hay algo que no varía y es su forma y su significado. Un signo que nos evoca: sacrificio, misericordia, victoria y redención, más aún, en este Tiempo Pascual.

Religiosamente, parecen tener su origen en el hallazgo por Santa Elena de la cruz donde murió Cristo, pero lo cierto es que el arraigo popular de la fiesta proviene de ciertas celebraciones de los romanos.

En Colima los trabajadores dedicados a la producción de Sal, celebramos este día con una misa y luego con un convivio para pasar tiempo con todos los que trabajamos y no puede faltar la comida. La celebración es también para pedirle a Dios que tarden más en llegar las lluvias y que los días sean más largos y calientes para obtener mayor producción en los campos de sal.

Esta tradición data de la época colonial a partir de la formación de los gremios y, según viejas crónicas, fue impulsada por Fray Pedro de Gante.

Así que cada que recuerdes el día de la cruz, recuerda que ese día también estamos de fiesta.